Volátil hoy, estable mañana
Fuente: Reporte Índigo
Rodrigo Carbajal
El Banco de México y Hacienda afirman que la turbulencia que vive el peso en su tipo de cambio frente al dólar es transitoria. En su opinión, el país cuenta con los fundamentos adecuados para revertir las salidas de capital flotante en el mediano y largo plazo.
Septiembre puede ser definido como el mes de la volatilidad para los mercados emergentes.
La expectativa de alza de tasas por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos ha provocado una salida masiva de capitales desde países como México, Brasil y Turquía hacia bonos del tesoro de Estados Unidos.
El peso mexicano perdió 2.7 por ciento de su valor en septiembre, alcanzando un nivel mínimo de los últimos siete meses en el tipo de cambio de 13.44 unidades por dólar. En cuestión de semanas, los bonos mexicanos a diez años pasaron de registrar un rendimiento de 5.6 por ciento a 6.1 por ciento al cierre del mes pasado.
Etapa transitoria
Sin embargo, Banco de México y la Secretaría de Hacienda, las dos instituciones más importantes en la elaboración de política económica en el país, se mantienen tranquilos ante el escenario de salidas de capital hacia Estados Unidos.
El diagnóstico de ambas instituciones converge hacia un pronóstico común. Tanto las intervenciones públicas del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, como del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, apuntan a que la coyuntura de volatilidad es transitoria.
La explicación de las instituciones oficiales yace en que la Reserva Federal está normalizando su política monetaria tras inyectar alrededor de 4 billones de dólares a la economía, como respuesta a la crisis económica global del 2008.
Esto genera disrupciones en los mercados emergentes, especialmente en México, dada la liquidez de su moneda.
El peso es la octava divisa más operada en el mundo. El arreglo institucional de la política económica establece un marco de controles de capital ligeros.
Por lo tanto, los activos denominados en pesos son más fáciles de vender que sus contrapartes denominados monedas emergentes cuando la turbulencia financiera acecha a los inversionistas.
Desde el punto de vista de las autoridades de política económica del país, la susceptibilidad del peso al rebalanceo de portafolios en los mercados financieros no supone un riesgo estructural para nuestra economía.
La Reserva Federal ha comunicado que conforme evolucione positivamente la economía de Estados Unidos, se podrá proceder a elevar las tasas de interés.
En este sentido, Hacienda y Banxico aprecian la tendencia de alza de tasas como positiva, pues significa una mejora en la situación del principal socio comercial de México.
Independientemente de la volatilidad transitoria que represente esta coyuntura, México potenciará su crecimiento en función de la mejora del sector exportador.
México blindado
Luis Videgaray afirma que México cuenta con una serie de mecanismos para hacer frente a la inestabilidad financiera global.
Destaca que el más importante de ellos es el tipo de cambio flexible, el cual permite absorber choques externos que de otro modo impactarían en la economía real. Asimismo, México cuenta con una línea de crédito directa con el FMI y con un nivel de reservas adecuado.
En entrevista con el diario El Financiero, Agustín Carstens destacó que para el mediano y largo plazo, los mercados estarán atentos a tres variables para invertir en determinados activos: posición externa fuerte, capacidad de crecimiento económico y estabilidad financiera.
Carstens considera que México cumple con los tres criterios, por lo que se espera la llegada de capitales en el futuro.
Una encuesta de Bloomberg determinó que 70 por ciento de los analistas entrevistados considera que el peso se apreciará en el 2015 con las inversiones producto de la reforma energética.
La estabilidad macroeconómica mexicana, caracterizada por la falta de desbalances en cuenta corriente, por una banca bien capitalizada y por niveles de deuda relativamente bajos respecto a países de la OCDE, son el ancla del desarrollo económico para la autoridad económica de México.
Carstens considera que la implementación de las reformas elevará la tasa de crecimiento potencial del PIB desde alrededor del 3 por ciento hasta 5 por ciento.