Vacuna para la economía
Por Fernando Turner
Es buena noticia saber que vacunas contra el Covid19 estarán disponibles durante 2021. Esto permite vislumbrar los tiempos de arranque de las actividades sociales y económicas, lo que es clave para planear.
Con la apertura, el consumo repuntará de sus niveles mínimos actuales e inducirá más empleo.
Pero la vacuna médica no será suficiente y se requiere una inoculación económica para que el repunte sea rápido y logremos niveles de empleo superiores a los de 2018.
Las vacunas requieren ciencia, tecnología y aceptación de la población. No se desarrollan con ocurrencias o empirismo porque pueden ocasionar un mal mayor y acabar con los que pretenden proteger.
Para desarrollar la vacuna económica no podemos seguir actuando con estrategias generadas por tecnócratas ni chamanes y debemos vacunarnos con ideas prácticas que provengan de los conocedores del mal y sufren las consecuencias de los malos remedios; de los que están en las trincheras sin protección de cuates encumbrados o privilegios oligopólicos.
Estos empresarios hemos diseñado desde hace 10 años esa vacuna, pero los gobiernos anteriores la desdeñaron prefiriendo la corrupción y el dogma tecnocrático. Con el trágico resultado de 55 millones de pobres. Desgraciadamente, el gobierno actual tampoco aplica la vacuna por incapacidad, empirismo y pésimo diagnóstico.
Está viendo por el retrovisor, impulsado por ocurrencias, resentimientos y fobias, buscando el bienestar de los pobres por el camino equivocado.
La vacuna probada y aceptada tiene los siguientes ingredientes: gobierno austero, honesto, congruente y eficiente con bajo costo y que no estorbe; mayor competencia interna, eliminando las perversas prácticas anticompetitivas de monopolios estatales y oligopolios privados; financiamiento suficiente y competitivo de una banca comprometida con el crecimiento; un Banco Central reinventado para apoyar inversión y empleo; salarios remuneradores logrados por acciones efectivas que abonen la productividad acelerada; y una apertura al exterior sustentada en un tipo de cambio real competitivo y no en la desintegración de cadenas productivas y salarios miserables.
La vacuna propuesta, deberá aplicarse con aprecio a los 7 millones de productores nacionales micros, pequeños y medianos, sin regañarlos ni denostarlos desde púlpitos activistas, sino alentándolo en su recuperación.
Esta es la visión de los empresarios afiliados a la ANEI. Es una inoculación propuesta por los millones de mexicanos que invertimos para competir, desarrollar y emplear, buscando el bienestar de nuestras empresas y trabajadores, contribuyendo a la grandeza de México.
Nadie, por más encumbrado que esté, podrá decir válidamente que nuestra vacuna no sirve. Ya lo dijeron los tecnócratas y fracasaron.
Ningún político que desee el bien de este país, podrá contradecir la voz de quienes pagan sus sueldos y mueven realmente la nación.
Esta vacuna está ya disponible, su aplicación surtirá efectos benéficos de inmediato y los pobres serán los primeros beneficiados.
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