Tres décadas perdidas
Por:
Roy Lavcevic
rlavcevic@anei.org.mx
A lo largo de los años hemos oído hablar que solo con políticas de largo plazo podremos superar los males que nos aquejan como país. En el ámbito económico no es la excepción, nos han hablado de políticas de estabilidad y equilibrio que traerán sus beneficios en el largo plazo para las nuevas generaciones, quizás tengan razón, pero lo cierto es que ya han pasado 30 años y es hora de evaluar los resultados.
Aquellos que hace 25 años jugaban en la primaria y oían decir que eran el futuro del país, hoy son personas adultas en plena etapa productiva, padres de familia y la fuerza de este país, pero quizás se preguntan ¿Donde quedó el futuro de progreso y desarrollo que les prometieron hace 25 años? El desempleo y subsistencia los abaten.
Se podrá discutir de ideologías, dogmas o teorías, pero los hechos y estadísticas son incuestionables y evidentes para todos. Sabemos que el crecimiento económico se estancó, no hemos sido capaces de generar los empleos necesarios y por consecuencia los problemas sociales, de pobreza e inseguridad han venido a más.
No falta quien diga que el problema es la corrupción, los políticos, la educación, la idiosincrasia del mexicano o hasta su ADN. Pero esto lo enfrentan todos los países con la gran diferencia que unos sí avanzan mientras otros permanecen estancados.
En la Tabla 1 vemos como, en resultado de la crisis de 2009, México tuvo una fuerte disminución de su PIB per cápita. Su posición es muy por debajo de muchos países.
No es comprensible que hace 40 años se tenían mas carencias, menos educación, menos desarrollo pero había crecimiento económico, se forjaba una clase media y podíamos decir que se tenía progreso.
Durante las décadas de los 60’s y 70´s la tasa de crecimiento per cápita fue de 3.6% anual en promedio, lo que equivalió a duplicar el PIB per cápita real en dos décadas. Durante las tres siguientes el crecimiento promedio fue de tan solo 0.75%, es decir en treinta años solo crecimos en 25% el PIB per cápita. En pocas palabras, en las últimas tres décadas crecimos solo la cuarta parte de lo que crecimos en los 60’s y 70’s.
Si México hubiera mantenido su tasa de crecimiento per cápita de al menos 3% en promedio, hoy nuestro ingreso per cápita sería 94% mayor, es decir en el año 2010 nuestro ingreso per cápita llego a $9,812 USD., de haber mantenido ese crecimiento 3% hoy sería de $19,035 USD.
Figura 1 En la década de los 60`s y 70`s la tasa de crecimiento del PIB per cápita fue de 3.6% anual. Ésta disminuyo drásticamente en las siguientes tres décadas alcanzando tan solo un 0.75% en promedio anual.
Para tener una mejor apreciación de lo que esto significa, hoy estuviéramos en niveles similares a Portugal o Corea, muy por encima del que tenemos y mucho más cerca de los países avanzados.
En 1960 México tenía un PIB per cápita similar a España, Portugal o Singapur, y estaba muy por encima de otras naciones. Hoy (2009) nos superan países como: Turquía, Chile, Uruguay, Estonia, Lituania y Trinidad y Tobago, por nombrar algunos entre muchos más.
En 1980 el PIB per cápita de México era 16% superior a la media mundial, en 2009 fue 5% menor a la media mundial.
Figura 2 De haber mantenido una tasa de crecimiento del PIB per cápita similar a los 60’s y 70’s, hoy tendríamos un ingreso de casi el doble, similar a Portugal o Corea.
Toda política económica debe ser orientada a la generación de empleos y crecimiento económico. En estos últimos años las ideas y propuestas sobre política económica están cambiando. En los 80’s y 90’s se impulsaron políticas de corte liberal aplicadas bajo un dogma. Hoy vemos que esas políticas no trajeron los resultados prometidos, mientras que los países que siguieron recetas más pragmáticas son quienes han logrado grandes avances en su desarrollo económico. Las políticas aplicadas en México en estas últimas tres décadas no necesariamente son malas, individualmente, pero su ensamble y combinaciones no han producido el resultado que se esperaba o prometía. La instrumentación de políticas sin considerar los requerimientos para su funcionamiento ha distorsionado los engranajes del motor económico.
La falta de pragmatismo y pericia de nuestros tecnócratas, guiados por teorías que aprendieron en un aula y no en campo, y que fueron ideadas por otros Estados para su beneficio, han traído el resultado que hoy conocemos. La falta de ajustes en las políticas acorde a nuestras necesidades, requerimientos, realidad y objetivos dan como resultado una apertura comercial indiscriminada, sin una verdadera apertura interna (monopolios y oligopolios), abandono de la política industrial, distorsión en la política monetaria y cambiaria gracias a flujos innecesarios y un Gobierno que cada día quiere más.
Ésta no es la receta adecuada.
Figura 3 En 1960 México tenía el mismo nivel de ingreso que España y Singapur, hoy nos superan por mucho. La gráfica ilustra el ingreso de cada país en relación al ingreso medio mundial.
Abril, 2011
Asociación Nacional de Empresarios Independientes, A.C.
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