Otras prioridades
La fuga de «El Chapo» y el fracaso de la Ronda Uno de la apertura petrolera no son -lamentablemente- los únicos problemas que aquejan al Gobierno y a nuestro México mágico.
Fuente: elnorte.com
FRICASÉ / El Abogado del Pueblo
Si le hemos de creer al INEGI (y sí le creemos), los datos emanados de su Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares indican claramente el fracaso gubernamental en el cumplimiento de una de sus responsabilidades más importantes: promover el bienestar de los ciudadanos.
Un solo dato ilustra claramente el RETROCESO de México y de cómo Peña Nieto ha incumplido con sus promesas de reformar el País y dar pie a una nueva etapa de crecimiento económico.
Entre 2012 y 2014 el ingreso corriente promedio del hogar se ha DESPLOMADO un 3.5 por ciento habiendo sectores de la población con un deterioro superior al 5 por ciento: los deciles 6, 7 y 8 mencionados en la encuesta, por ejemplo, vieron disminuir sus ingresos en 4.2, 5.7 y 6.1 por ciento, respectivamente, lo cual es un golpe mortal a su economía.
Expertos del Colegio de México, analizando las estadísticas valiosísimas aportadas por el INEGI, junto con BANXICO, las únicas dos instituciones públicas con plena credibilidad, concluyen que el alza de impuestos y de precios mermaron el bienestar de los hogares mexicanos.
No podríamos estar más de acuerdo y éste ha sido un tema recurrente en algunas de nuestras piezas de opinión: elevar -mediante impuestos- el costo de la Coca-Cola y el Gansito (tómenlo como un término emblemático de la reforma fiscal) no fue en su momento, ni es ahora, una buena idea.
Sobre todo porque en el tiempo transcurrido durante la promoción de la mal llamada Reforma Fiscal surgió el espectro de la corrupción en la administración pública haciendo a muchos mexicanos sospechar que, al pagar más impuestos, lo estaban haciendo no para detonar el crecimiento económico, sino para alimentar a una insaciable burocracia, descontrolada, que en lugar de combatir «el moche», lo institucionalizó.
Con lo que nos quedamos, pues, fue con una pesada estructura fiscal que gravita aplastantemente sobre el sector productivo y el ciudadano, por lo mismo habiendo empobrecido a los mexicanos aún más.
Ello cuando la promesa, la idea, el objetivo era exactamente el opuesto: elevar el consumo interno, estimular el crecimiento económico, generar más empleos y de esta manera DETONAR un fuerte crecimiento económico.
Sí, estamos de acuerdo, «recapturar» a «El Chapo» debe ser prioridad para el equipo de Peña Nieto, pero de ninguna manera es la única prioridad, vaya, ni siquiera la más importante.
A nuestro gusto, REACTIVAR nuestra economía tiene prioridad sobre pescar -de nuevo- a «El Chapo».
Estamos por cumplir la mitad del sexenio, en cosa de un año ya andarán todos los grillos pensando en la sucesión, queda en realidad poco tiempo para rescatar la efectividad del impulso «reformista» de la Presidencia de Peña Nieto.
Una a una han ido cayendo las reformas, el EJE, según dijeron ellos, de una nueva era de prosperidad en México.
La Reforma Educativa está demostrando ser inaplicable y sus «frutos» son inexistentes, la de «Competencia» no ha hecho ni mella en los oligopolios que siguen dominando nuestra economía, la Política no ha servido más que para horadar el presupuesto público creando incestuosas relaciones políticas en las que la oposición ha sido subyugada; mientras la Fiscal acabó empobreciendo al País -como ya lo demostró el INEGI- y la Energética promete ser un petardo, no una bomba.
Ya podemos hasta el cansancio echarle la culpa al ENTORNO EXTERNO y culpar a Grecia o a la débil economía norteamericana, mas la realidad es, y sigue siendo, que este Gobierno no ha cumplido sus promesas: lo suyo no es entregar resultados, sino simular ser lo que no es, reformista.
Olvidan nuestros gobernantes que, sin resultados, nadie compra buenas intenciones, por más bien que se articulen.