No desperdiciemos esta crisis

Carlos Seoane

Finalmente se terminó el 2020, caótico año que será recordado como uno de los peores de la historia reciente. Cambiamos de hoja al calendario, pero la pandemia subsiste a pesar de que ya se hayan aprobado diferentes vacunas para combatirla. Por lo que, desafortunadamente, sus efectos negativos seguirán impactándonos en el mediano y largo plazo de formas que no logramos vislumbrar todavía. 

Tomó años el darse cuenta del desorden psicológico (conocido como trastorno de estrés postraumático) que sufrían los veteranos de guerra al regresar a casa. ¿Qué efectos dejará la pandemia a las diferentes generaciones en los años por venir? Piensen en aquellos que dejaron a sus seres amados en un hospital para no volver a verlos ni siquiera dentro de su ataúd o en esos niños de nuevo ingreso a primaria que no han ido a su escuela ni conocen en persona a sus profesores y compañeros; o que tal la obligada conversión de ir a la oficina bien vestidos, al home office con jeans, leggins y pantuflas. 

Sabemos bien que el Covid-19 afectó seriamente el futuro inmediato para la gran mayoría, pero épocas de grandes problemas ha habido siempre. Trasladémonos al devastador contexto a finales de la Segunda Guerra Mundial cuando Winston Churchill acuñó la frase “Nunca dejes que una buena crisis se desperdicie”. En medio de la devastación de Europa, este estadista trataba de sentar las bases para evitar que un evento similar se repitiera con la formalización de la ONU. 

En tiempos difíciles, uno debe cuestionar la realidad aceptada porque las cosas van mal, se necesitan respuestas rápidas y la solución puede encontrarse más allá de la brújula habitual. A grandes problemas, grandes soluciones, es necesario pensar fuera de la caja. Las crisis suelen traer tiempos de renacimiento tras de ellas, sin embargo, la toma de decisiones equivocadas en momentos críticos puede hacer que los efectos negativos se extiendan por más tiempo y con mayor profundidad. 

En el mundo corporativo, a menudo somos culpables de no desafiar la norma. Solemos estar satisfechos con seguir el procedimiento, la tradición, el entrenamiento o aquello que nos fue enseñado. Cuando no hay problemas, se necesita valor para cuestionar a los líderes. Sin embargo, en tiempos de crisis, existe mucha mayor libertad para hacerlo. De hecho, parece que todos estamos buscando activamente aportaciones, lo que significa que la respuesta a un problema puede venir de donde menos lo imaginamos.  

En el mundo del gobierno y la política, plagado de dogmas e ideologías caducas, las cosas, tristemente no funcionan igual. Ahí los líderes se suelen hundir con falso orgullo e hipocresía absoluta en su barco como si fuesen el capitán del Titanic, primero muertos que reconocer los errores cometidos y/o las lecciones aprendidas para enderezar el rumbo. 

Ahora, no dudo ni por un instante, que el principio del fin de esta pandemia ya comenzó. Sin embargo, reflexionemos un minuto…si quisiéramos que la mitad de nuestra población (64 millones de personas) cuente con la vacuna en un año, eso significaría aplicar 175,000 vacunas diarias por 365 días ininterrumpidos, divididas entre los 32 estados, tocarían 5,469 vacunas por día para cada uno (entendiendo que existen variables poblacionales). Esto pensando que solo se necesita una sola aplicación por persona, la vacuna de Pfizer requiere dos dosis por individuo. 

Suena sumamente complicado, ¿verdad? ¿No sería este el momento de trabajar hombro con hombro entre el sector público y el privado para lograr la titánica tarea? No se pueden aplicar soluciones ordinarias a problemas extraordinarios. 

Este 2021 será un año complicado todavía, pero ya es tiempo de voltear a ver hacia el horizonte y pensar en los efectos remanentes que se generarán para, de alguna forma, iniciar el diseño de programas de cuidados paliativos que serán necesarios para todos aquellos afectados, que ni siquiera saben que lo están, al igual que no lo sabían los veteranos de la guerra a su regreso a casa. 

Postdata – ¿Y si se conformara un Think Tank (laboratorio de ideas) para reflexionar acerca de los posibles efectos post crisis aquí mencionados entre otros tantos que vendrán?  

Fuente: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/carlos-seoane/no-desperdiciemos-esta-crisis