Neoliberales «vendieron» a México y sacrificaron leyes laborales y ambientales
Fuente: La Jornada.
Ofrecieron el país al mejor postor para atraer inversiones, subraya Barreda Marín.
Juan Carlos Miranda
Periódico La Jornada
Jueves 2 de enero de 2014, p. 4
Desde mediados de los años 80 el gobierno neoliberal de México programó ofertar al país como una “agresiva zona de desregulación ambiental y laboral”, presentándolas como dos ventajas competitivas desde las cuales se debería atraer una cuantiosa inversión de capital extranjero. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue la manera en que este proyecto se formalizó, sostuvo el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Andrés Barreda Marín.
El especialista en temas económicos y ambientales explicó que luego del fracaso del proyecto maquilador en México como eje primordial del proceso de reindustrialización, la desregulación ambiental, aunada a la exacerbación de los procesos de especulación urbana, adquirió una importancia adicional y ofreció una escapatoria a los numerosos conflictos sociales que se habían despertado en Estados Unidos por el avance destructivo de todo tipo de dinámicas productivas y distributivas ambientalmente irresponsables.
La convergencia de todas estas dinámicas ha contribuido de modo puntual a que México, dentro del marco del libre comercio, se haya convertido en uno de los peores paraísos de devastación ambiental en el mundo, puntualizó.
En sus respuestas a un cuestionario enviado por este medio vía correo electrónico con motivo de los 20 años de la entrada en vigor del TLCAN, el académico señaló que la desregulación ambiental ha avanzado de forma muy compleja y a través de muy diversas vías.
En algunos casos, el avance se ha dado como un desmantelamiento o manipulación parcial de leyes ambientales apropiadas que habían logrado establecerse previa firma del tratado de libre comercio, mientras en otras lo que ha ocurrido es que se han redactado leyes a la medida de los grandes grupos de capital, especialmente en rubros como la minería, la energía y la agricultura.
Agregó que también ha prevalecido el mantenimiento deliberado de escandalosos vacíos legales en áreas en que las nuevas situaciones económico-ambientales deberían ser atendidas jurídicamente, y en otros casos ha habido una promoción mal intencionada de conflictos jurídicos entre municipios o estados, así como entre los diferentes niveles e institutos de gobierno, a lo cual se suma la falta crónica de funcionarios de gestión calificados, de sistemas de inspección, o bien a actos de corrupción entre las autoridades del Poder Ejecutivo y Judicial.
Afirmó que gracias a esta forma sistemática de desvío del poder del gobierno en México a favor de los capitales privados, el país compite con naciones como Ghana por el manejo desregulado de la basura industrial, municipal y hospitalaria, y la construcción de centros inapropiados para el confinamiento de la basura.
El investigador lamentó que aunque México haya firmado la Convención de Estocolmo, que supuestamente regula la presencia de las 12 sustancias químicas muy perniciosas (de cientos de miles o millones de sustancias), en realidad cada nuevo año busca y encuentra la manera legal de postergar la aplicación de estos procesos, que apenas comenzarían a tener que regular el retiro de estas sustancias en diferentes partes del país.
Ante esto Barreda fue enfático en que en México ha habido una política de pública completamente inapropiada de desregulación las empresas del libre comercio que mal ofrecen servicios en el país a todo tipo de consumidores finales.
El mismo derrotero irresponsable, dijo, ha seguido el país ofertando sus recursos hidrológicos superficiales y profundos a industrias, cultivos de plantaciones de agroexportación y megagranjas altamente demandantes de agua, todo lo cual ha tenido consecuencias catastróficas, cómo la destrucción paralela de la soberanía alimentaria y el socavamiento de la salud de los mexicanos.