Monopolios, Carstens y Ortiz
Fernando Turner
Artículo publicado en El Universal, enero 29 2009
En el foro sobre la crisis y el crecimiento que está llevando a cabo el Congreso, tanto el secretario de Hacienda como el gobernador del Banco de México se refirieron a la falta de competencia interna de la economía como una de las causas de su escaso crecimiento.
A pesar de la tibieza, el lenguaje tecnocrático y dentro de su larga lista de reformas estructurales “pendientes” y de la insuficiencia de las realizadas, ambos personajes señalan la existencia de monopolios y oligopolios como causa del estancamiento y obstáculo principal para salir de la crisis.
Cuidándose de manifestar su propia responsabilidad en la creación y protección de algunos de los innumerables monopolios y oligopolios que pueblan nuestra economía, alcanzaron a sugerir el fortalecimiento de las atribuciones de la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) para eliminar este importante obstáculo.
Varios problemas se perciben en estas intervenciones. Primero, no señalan estas prácticas como la causa principal de la falta de competitividad nacional. Si estos personajes fueran más técnicos y menos políticos deberían señalar claramente, y de preferencia con análisis estadísticos y argumentos técnicos económicos sólidos, que una economía no puede estar abierta al exterior y cerrada al interior, pues tiende al estancamiento por la anemia generada en los sectores productivos liberalizados pero lastrados por los monopolios en el interior. La inversión disminuirá en dichos sectores, que son los que más emplean, y a la larga desaparecerán.
Segundo: junto con el diagnóstico, deberían manifestar acciones efectivas dentro de sus atribuciones para reducir el poder económico inhibidor de la competencia. Hay una larga lista de acciones que la misma Cofeco ha señalado para apoyar la competencia y acabar con privilegios de mercado y a las cuales Hacienda se ha opuesto. Entre otras: eliminar trabas al comercio exterior impuestas para proteger a favoritos del gobierno o para fiscalizar doblemente en aduanas, tales como el registro de importadores, certificados de cumplimiento ecológico por las mismas empresas oligopólicas, tarifas fijas que impiden la competencia entre agentes aduanales, etcétera.
Por no decir del poder de compra de Hacienda y de su autoridad para ordenar que se eviten compras públicas de bienes a precios superiores a los internacionales.
En Banxico, sin hablar de modificar su ineficaz política monetaria que sobrevalúa permanentemente la moneda, podrían plantearse acciones para eliminar la perniciosa y permanente protección al oligopolio bancario, tales como agilizar autorizaciones de nuevos bancos; promover la creación de cooperativas de ahorro, microfinancieras y otras entidades no bancarias de ahorro e inversión; evitar privilegiar los depósitos bancarios sobre otros ahorros; entre otras.
Habría que agregar, además, la urgencia de establecer un organismo efectivo de financiamiento a pymes similar a la Small Busines Administration de Estados Unidos y decenas de países. Aquí se deja al empresario y consumidor pequeño a merced del agio, mientras en otros países se reconoce la falla de mercado que existe en el financiamiento a pequeños negocios y el Estado interviene para subsanarlo.
No quieren hacer lo requerido. Están para la foto y para la grilla. Para evitar ser responsabilizados del fracaso del “blindaje” que pregonaban y del estancamiento padecido desde hace 20 años. Del fracaso del modelo que pregonan y protegen.
Deberían presentar acciones efectivas para paliar la crisis. Deberían pensar, hablar y actuar en el mismo sentido y sentirse avergonzados ante la nación por su ya demasiado larga y fracasada gestión; y deberían, sobre todo, manifestar que realmente no saben cómo hacer crecer a este país ni mucho menos como sacarlo de la crisis.
Esperemos que Obama, Sarkozy, Merkel y los demás líderes sí hagan lo necesario.
Presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes, AC (ANEI)