La envidia, el miedo y la búsqueda de la excelencia
Un importante colega me mandó la siguiente recomendación: «¿Creo que se te olvidaron incluir en tus cárceles virtuales a la envidia, el miedo y la búsqueda a como dé lugar de la excelencia en lo que es importante para mí?», ante su comentario recordé el mensaje que en una poesía-canción-tango que nos trasmitieron sus autores: José González Castillo, Francisco Canaro, al decirnos: «Envidia siente que espera viendo que la vida entera no es más que desilusión. Envidia siente el que sufre, envidia siente el cobarde, envidia siente el que muere, el que mata y el que hiera, porque no tendrá perdón. Envidia amarga y traidora, envidia que grita y llora; la que causa más dolor es la envidia por amor». Y termina repitiéndonos: «Envidia que me condena a vivir con esta pena, porque no hay mayor dolor que la envidia por amor».
Pero también, estimado lector, hace tiempo reflexione el impacto negativo que tiene el miedo, sobre todo en los líderes políticos, empresariales, familiares y sociales, recordé un mensaje que recibí de Katchumo, mi asesor de Santa Catarina, me dijo: ¿No cree usted don Ramón, que lo que está ocurriendo en el comportamiento de algunos líderes se puede etiquetar como un comportamiento galimático? Ante mi cara de no te entiendo, Katchumo continuó diciéndome, hace tiempo un amigo sacerdote me pasó un folleto con ciertas reflexiones y me impactó mucho la pregunta con la que se inicia el mensaje: ¿cómo reaccionas ante las dificultades de la vida? Y su respuesta la hemos visto en un buen número de eventos y personas en los últimos tiempos de pandemia: «Posiblemente sea la reacción del miedo la experiencia más común de los humanos ante el mar encrespado de las dificultades. Suele ser espontánea y casi inevitable. El peligro asusta y acobarda. Ante cualquier peligro sentimos como si se abriera la tierra debajo de los pies. Con su llegada, nos abate la desesperanza y nos abandonan las fuerzas para seguir».
Y concluye con dos comentarios que todos deberíamos de tener y tomar en cuenta: «Es normal que el miedo esté presente en nuestra humanidad dolida. Pero, no hay peor camino para equivocarse que el que juzga y construye desde el miedo. Si el pánico paraliza el cuerpo del que lo sufre, paraliza también su inteligencia».
Pero hay tres cárceles no sólo socialmente aceptadas sino que se les aplaude a las personas que caen en esas cárceles, me refiero al trabajo en exceso, al ejercicio en exceso y al estudio también en exceso. En esencia son variaciones de la cárcel de la perfección, perfección en el trabajo, en el deporte y en el estudio.
¿Cuáles son los síntomas de estos vicios socialmente aceptados?, dicen los expertos que nos debemos de empezar a preocupar cuando nuestra casa se empieza a ver como una extensión de la oficina, cuando se empieza uno a conectar al Internet los sábados y los domingos para atender asuntos del trabajo; Cuando trabajar es la mayor satisfacción que usted puede sentir, más que estar con su familia, sus hijos, amigos o padres; Cuando empieza a ver que las diversiones y el sueño le están quitando grandes oportunidades de negocios; Cuando no puede sacar de su mente los problemas que tiene que resolver.
¿Pero entonces qué es lo que debemos hacer ante estas nuevas cárceles? Pues primero tenemos que querer salir de esa cárcel, después debemos de hacerlo consciente, a través de un proceso de cambio en la dirección correcta: Si salimos de esa cárcel, excelente, si continuamos en ella eso finalmente dependerá de nosotros. Si no logramos salir de estas cárceles lo más probable es que como adultos mayores acabemos en la cárcel de la soledad.