La apertura bancaria estancó al país: experto; es “aberrante” que un “Davos Man” gobierne México, dice
Fuente: Sin Embargo.
Por: Juliana Fregoso – marzo 30 de 2014
De revista, México, TIEMPO REAL, Último minuto
Ciudad de México, 30 de marzo (SinEmbargo).– México necesita una regulación financiera que obligue a los bancos comprados por extranjeros a mantener sus ganancias en territorio nacional, en lugar de enviarlas a sus países de origen, como ocurrió el año pasado con Santander, consideró el periodista británico Andy Robinson.
El experto ha observado desde 2008 el movimiento de la élite económica, integrada por el 1 por ciento de los personajes más ricos e influyentes del mundo, que año con año se reúne en el Foro de Davos, en Suiza, para analizar los problemas que aquejan al mundo. Este año, esa misma élite vio con fascinación cómo el Presidente de México Enrique Peña Nieto y el director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, le vendían al mundo las oportunidades de inversión que abre la Reforma Energética.
Robinson promueve en México su más reciente publicación, Un reportero en la Montaña Mágica. Cómo la élite económica de Davos hundió al mundo, y una charla con SinEmbargo expresó que la economía azteca enfrenta en este momento dos grandes problemas: el haber perdido el control de la banca y el ser un país con 60 millones de pobres gobernado por un “Davos Man” (Hombre de Davos), en referencia a la gran acogida que el actual Presidente de la República ha tenido en este foro desde 2011.
En el caso de los bancos dejó en claro que el país no necesita nacionalizarlos nuevamente, sino establecer controles más fuertes para su operación y obligarlos a que otorguen créditos a las pequeñas y medianas empresas, pues es un hecho que actualmente la banca comercial no presta a nadie.
El mismo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Luis Videgaray Caso, ha reconocido que la banca mexicana presta poco, apenas 26 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); es decir, cifra menor en 50 por ciento al promedio de América Latina. Mientras que el crédito al sector privado es de 43 por ciento, nivel inferior al de Chile donde es de 72 por ciento.
–¿México cometió un error al haber vendido sus principales bancos a grupos extranjeros?
–México no está siendo beneficiado por la apertura de su sector financiero… Los bancos españoles están haciendo aquí exactamente lo mismo que hicieron en España.
Bancos como los de los Botín [familia dueña del grupo español Santander, que en México compró Serfin] y una cincuentena de empresas españolas tienen cuentas bancarias en Suiza para no pagar impuestos en España y esos bancos, después de haber sido cómplices en la catástrofe que ha ocurrido en España, siguen registrando ganancias gracias a sus operaciones en países como Brasil y México.
Pero no lo están haciendo gracias a inversiones en países emergentes sino, simplemente, haciendo las mismas actividades financieras que hicieron en España y que llevaron al país a un estancamiento económico que puede durar de 10 a 15 años y a niveles desempleo espeluznantes de 25 por ciento.
Lo mismo hace BBVA. Por eso creo que México no está siendo beneficiado por su apertura del sector financiero y es difícil decir esas cosas porque ahora tienes un Presidente que va a Davos con su cartera de reformas estructurales de apertura, liberalización y desregulación, pero a mí todavía me resulta discutible hasta qué punto esas políticas hayan ayudado a la economía mexicana.
–¿Qué tan conveniente es para México tener inversiones de Citigroup, uno de los bancos más cuestionados a nivel mundial, en una de sus instituciones crediticias más importantes del país?
–Citigroup es un ejemplo destacado de la nueva banca que en vez de hacer políticas de entrega de créditos a las Pymes, gana dinero mediante operaciones financieras con derivados y lo que eran las viejas funciones de un banco, que eran permitir que gente emprendedora pudiera financiarse, ha desaparecido de sus operaciones.
En México eso es un problema enorme porque aquí en un país que quiere despegar, que tiene un gran dinamismo emprendedor, los bancos no prestan dinero a la gente que quiere hacer inversiones productivas.
Y volvemos al caso de los bancos españoles, que sus dueños son incondicionales de Davos.
–¿Cómo debe México obligar a que estas empresas extranjeras reinviertan de manera productiva sus ganancias en el país?
–A veces cuando tratas de plantear argumentos muy críticos por el sistema, la gente tiene la sensación de que es una barbaridad lo que está pasando, pero no tenemos otro punto de referencia. Lo que creo es lo que planteo en mi libro: que no hace falta una revolución, eso lo dejamos para un futuro más lejano; lo que hace falta es regresar a las políticas adoptadas después de la gran depresión. Una serie de políticas y regulación muy fuertes para corregir todos los excesos, reforzar la capacidad de los trabajadores para evitar el estancamiento constante en su poder adquisitivo mediante apoyo a los sindicatos y controles sobre capitales para evitar fugas.
–¿Qué papel juega el Estado en este tema?
–Hay que empezar a recuperar la capacidad del Estado para que no permita que bancos y empresas vengan a nuestros países a ganar dinero y luego utilizando complejos sistemas de ingeniería fiscal y financiera sin ni siquiera pagar impuestos. Por ejemplo, Apple no paga impuestos en España y Google no paga impuestos aquí.
UN “DAVOS MAN”
En su libro, el autor hace referencia a los “Davos Man”, que no son otra cosa que la élite que se reúne cada año en este poblado suizo y que en tres días es capaz de beberse mil 500 botellas del más caro champaña en las diferentes fiestas que se organizan como parte del Foro.
Dos mexicanos ya forman parte de esta denominación: el Presidente Peña Nieto, quien se ganó este año los aplausos con la presentación de una serie de reformas espectaculares que despertaron la codicia de los grandes fondos de inversión que están interesados “principalmente en la extracción de gas”.
“Se palpaba la intención de Peña Nieto en Davos”, aseguró el autor.
El otro es Emilio Lozoya Austin, el coequipero del Presidente en la venta de un programa de reformas estructurales al extranjero.
–Actualmente, ¿México está gobernado por un “Davos Man” o por un aspirante a…?
–Peña Nieto consiguió en Davos la categoría codiciada de Young Global Leader, una especie de jerarquía, es un club de estatus y Enrique Peña Nieto entró en 2011 de joven, en su primera cumbre. Recuerdo que iba pulcramente vestido y peinado. Es una manera de conseguir ese sello de credibilidad del mundo de Davos.
–¿Qué significa para un país como México, con 60 millones de pobres, el estar gobernado por un “Davos Man”?
–La pregunta tiene su propia respuesta, es una aberración… Peña Nieto es el Jefe de Estado más comprometido en el mundo para buscar un hueco en su agenda para ir a Davos, de las últimas cuatro cumbres sólo ha faltado a una. No es posible reconciliar las aspiraciones de Davos, la cultura de Davos de súper lujo, con las de la gran mayoría de los mexicanos que ni pueden soñar con eso.
–¿Peña Nieto ha sabido utilizar el Foro Económico de Davos para atraer inversiones a México?
–Davos le ha servido a Peña Nieto para presentarse al poder global, como uno de los suyos. Carlos Salinas de Gortaria también lo hizo en su momento.
Lozoya [de Pemex] y Peña son de esos jóvenes que le encantan a la gente de Davos que vayan, porque son jóvenes de países en desarrollo que le ayudan a los organizadores a elaborar un discursos en el que digan: “estamos incorporando a un mundo emergente a nuestro club”.
–Pero a nivel de país, ¿la comunidad de Davos ve a México como uno de los suyos?
–El interés de Davos es que grandes petroleras como Exxon y Shell ganen dinero. Les interesa la apertura del sector energético. Hay una vertiente de las reformas hechas en México en los últimos 30 años que el mundo corporativo estadounidense lo ve como que va por el buen camino, pero creo que lo que realmente les interesa es el sector energético.
–¿Qué impacto causó en la última reunión la presentación de la Reforma Energética de Peña Nieto?
–Me llamó la atención que por un lado el dueño de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, comentó en Davos que se privatizaba Pemex y que luego Peña Nieto dijera que no se privatizaba.
Cuando se presenta un programa de reformas que permiten la incorporación de empresas al sector energético en México y lo hacen como un camino hacia un mayor crecimiento y creación de empleos, me lo pensaría mucho antes de creer esas cosas.
Cualquiera lo interpretó como la venta de las reformas estructurales a los fondos de inversión.
LA OPORTUNIDAD PERDIDA
Andy Robinson aseguró que, en general, el mundo de los grandes capitales debió de haber cambiado después de la recesión mundial entre 2008 y 2009, generada por la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos y que se contagió hacia Europa y una parte de América Latina.
En ese momento, consideró, se debieron de haber tomado medidas para disminuir el poder de la banca privada y lograr una mejor repartición de la riqueza.
“Se hubieran podido desmantelar los grandes bancos y recuperar a legislación los años posteriores a la ‘Gran Recesión’ de los años 30 que obligaba a la banca a apartar sus actividades especulativas de la banca productiva”, concluyó.