Importando desigualdad
Fuente: Reporte Índigo
Por Rodrigo Carbajal
La globalización ha servido para impulsar el crecimiento de países en desarrollo, sin embargo, algunos expertos indican que también empeoran los problemas de desigualdad en lugares como México.
Se dice que luchar en contra de la globalización es parecido a luchar en contra de las leyes de la gravedad.
Este polémico fenómeno, enfocado en el comercio entre países, es defendido y atacado por personas de todos los estratos sociales en el mundo.
Con todo y sus fallas, existe el consenso de que la globalización ha servido para disminuir la desigualdad a nivel internacional.
Países en vías de desarrollo se han beneficiado de grandes multinacionales que buscan expandir sus negocios.
Sin embargo, algunos especialistas, como el premio nobel y profesor de Princeton, Eric Maskin, argumentan que uno de los efectos negativos de la globalización es el incremento de desigualdad en países emergentes.
De acuerdo a esta teoría, las empresas que invierten en otros países para ahorrar costos emplean, por lo general, al sector de la población con mayor preparación académica y técnica.
Esto se traduce en que las personas de escasos recursos no disfrutan de los beneficios de la globalización y se profundiza la desigualdad económica.
Disputa de la nación
El inicio del sexenio de José López Portillo estuvo marcado por una disputa entre el secretario de Hacienda, Julio Rodolfo Moctezuma, y el secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Tello Macías.
A falta de cauces democráticos, los diferentes proyectos de nación se dirimían dentro del Estado mexicano.
La pugna entre estos dos secretarios de Estado representó el primer conflicto respecto a la concepción del futuro económico de México.
La propuesta de Tello, economista de Cambridge, se apegaba a los valores nacionalistas y estatistas tradicionales de la retórica revolucionaria. Pugnaba por una política económica desarrollista con una fuerte injerencia del intervencionismo estatal.
Por su parte, Moctezuma buscaba la implementación de un modelo económico de crecimiento basado en tasas estables de inflación y déficits fiscales manejables.
Además buscaba un proyecto más a tono con la tendencia de mayor movimiento de flujo de personas, capital y mercancías entre los países, es decir, la globalización creciente.
En noviembre de 1977, el presidente de la República ordenó la remoción de ambos funcionarios. Años después, Carlos Tello publicó un libro denominado “La disputa de la nación” en la que describía la dialéctica entre el neoliberalismo y el modelo nacionalista.
A la luz de la historia, es evidente qué proyecto resultó ganador. Analistas coinciden que el mal manejo de política económica de la administración de López Portillo agotó el modelo estatista del desarrollo estabilizador. Entonces, el Estado optó por liberalizar la economía.
Después de más de 30 años de la “disputa de la nación”, el debate sobre los beneficios de la globalización y la naturaleza liberal del capitalismo vuelven al debate económico nacional.
Globalización y salarios
La globalización y la apertura de la economía mexicana obligaron a la industria nacional a volverse competitiva.
Esto con el fin de estimular las exportaciones y hacer frente a la oleada inminente de importaciones.
Un estudio de la revista del Banco de Comercio Exterior llega a esta conclusión y agrega que la ventaja competitiva de la producción mexicana se basa desde finales de los 80 en salarios bajos.
Recientemente, la consultora KPMG emitió un informe comparativo entre nueve países en el que establecía que “la mano de obra barata es el eje competitivo de México”.
El año pasado, un estudio de Bank of America Merrill Lynch encontró que los salarios por hora en México eran 19.6 por ciento más bajos que en China.
El profesor Eric Maskin, nobel de economía, establece que la globalización ha sido un factor que ha exacerbado la desigualdad.
A pesar de que el Banco Mundial expresa que la globalización ha reducido la desigualdad entre países, datos recabados por Maskin muestran que el coeficiente de Gini en países desarrollados y emergentes se ha incrementado a lo largo de los años.
El trasfondo de su teoría está en que en las economías cerradas de países en desarrollo los trabajadores poco capacitados pueden aprovechar una sinergia con los trabajadores altamente capacitados. Esto se traduce en mayores salarios, cerrando la brecha de desigualdad dentro del país.
Sin embargo, en economías abiertas donde el flujo de recursos y personas es libre, los trabajadores poco capacitados quedan completamente marginados del proceso económico, exacerbando las condiciones de desigualdad.
En México, la creciente desigualdad y la pérdida de poder adquisitivo del salario obligan a repensar la posición de la globalización en la economía nacional.