El Salario Mínimo en México: de la pobreza a la miseria. Pérdida del 78.66% del poder adquisitivo del salario.
Reporte de investigación 117,
Centro de Análisis Multidisciplinario, UNAM.
INTRODUCCIÓN
La crisis que enfrenta la actual Política Salarial a la baja –política que se ha promovido por cuatro décadas por sectores oficiales– y la constante pérdida del poder adquisitivo, trajeron un incremento de la pobreza y deterioro económico y social en el país. Varios de los argumentos para mantener el crecimiento del país mediante bajos salarios y exigir productividad –argumentos impulsados en instancias internacionales y de varios ex secretarios del trabajo– han colocado a las familias de los trabajadores en la precariedad laboral y en la informalidad, formando parte importante de la situación insostenible para la población trabajadora. Tal situación se encuentra vinculada con el ahorcamiento cada vez mayor de la economía mexicana; bajos salarios, altos niveles de desempleo e informalidad, la expulsión de población en forma de migración laboral y el paso de la pobreza a la miseria generalizada.
El presente reporte número 117 “El Salario Mínimo en México: de la pobreza a la miseria” se presentará en dos partes. La razón de ser de esta investigación es mostrar información objetiva sobre el deterioro del conjunto de la economía de las familias mexicanas, de la contracción de los salarios mínimos y sus efectos en distintas variables económicas y sociales. La información aquí presentada fue construida colectivamente y agradecemos a quienes colaboraron levantando cuestionarios de precios en los mercados, tianguis y supermercados de los lugares donde viven en el país. Por tanto, sin pretender ser voceros de nadie, esta investigación es de y para los trabajadores y las trabajadoras mexican@s.
Contenidos:
Primera parte
1. El salario es trabajo impago, no caridad
2. Continúa la caída del poder adquisitivo del salario mínimo en la gestión de Peña Nieto: incrementan los precios de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR)
3. El tiempo de trabajo necesario para adquirir una CAR
1. El salario es trabajo impago, no caridad.
Mientras continúa el titubeo del debate y opiniones sobre los salarios mínimos, los dos problemas principales han quedado rezagados. Por un lado se encuentra el que en el artículo 123 de la Constitución se establece que “los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”. Claramente los salarios mínimos pagados por los empresarios y aprobados por el gobierno no alcanzan para cubrir estas necesidades, es decir, empresarios y gobierno han violado de manera sistemática la Constitución desde hace al menos cuatro décadas, para ellos es letra muerta.
Por el otro lado, el salario expresa una relación en la que el empresario le paga al trabajador por quedarse con el producto de su trabajo a cambio de un dinero que en este caso, no le alcanza ni para sobrevivir. Todo el salario es explotación.
El tema del incremento en el salario no debería ser un tema de discusión, ya que un Estado sano debería de garantizar el bienestar de su población. Resulta un tema polémico debido al mar de argumentaciones que giran en torno de las diversas posiciones políticas de los intelectuales y funcionarios, pues cada una de éstas tiene un sentido de clase. Así aparecen argumentos en contra del aumento salarial, el más conocidoes que generaría inflación Este es un argumento ideológico pues en las cuatro décadas en que los precios han aumentado mucho más que el salario no ha habido de su parte una sola queja. Además, como contraejemplo, en los años 2001 y 2005 el aumento al salario mínimo fue mayor, de acuerdo a fuentes oficiales, que el aumento del índice nacional de precios al consumidor y no constituyó una causa de inflación.
Otra argumentación es que aumentaría la economía informal, pero ¿que no sin el aumento salarial correspondiente la economía informal ha crecido hasta constituir hoy el 60% de la población ocupada?
Y finalmente, están quienes afirman que un incremento en el salario debe condicionarse por un incremento en la productividad. Al respecto no son los empresarios quienes deberían exigir un incremento de la productividad, más bien son ellos quienes le adeudan históricamente a los trabajadores en México sus beneficios. Por ejemplo, de acuerdo a datos de la Encuesta Industrial Mensual para varios años, tan sólo de 1993 a 2008 la productividad de los trabajadores de la industria manufacturera aumentó en 83.5%, mientras su salario lejos de aumentar en términos reales, tuvo una disminución año tras año. Pero no sólo, como mostramos en la siguiente gráfica, el crecimiento de la productividad de los trabajadores de la industria manufacturera en México, comparado con el de países como Estados Unidos, Canadá o Japón, ha sido de los más altos y a cambio la política salarial no ha hecho otra cosa que deteriorar sus niveles de vida en todo este periodo.
Por eso el debate que ahora impulsan gobernantes, empresarios y sus teóricos a modo, acerca de la justeza del salario, no hace más que exhibir su ignorancia y desprecio por la condición real de las clases trabajadoras, pues es el trabajo de éstas el que ha generado todas sus riquezas y los sueldos exuberantes de los gobernantes, mientras la población en general se hunde en la miseria.
Desde arriba todos quieren pronunciarse y sin embargo nadie le pregunta a quienes son los verdaderamente afectados: los trabajadores y trabajadoras.
- 2. Continúa la caída del poder adquisitivo del salario mínimo en la gestión de Peña Nieto: incrementan los precios de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR).
Uno de los mayores problemas que enfrentan las familias en México día a día es llevar a su mesa los alimentos, los responsables de cada hogar deben decidir entre la calidad, la cantidad, el precio y hasta el lugar, preguntándose ¿qué alimento voy a dejar de comprar para que me alcance?
De 1987 a la fecha, el precio de la CAR registra un incremento acumulado de 4,773%, mientras el salario creció 940%, lo que significa que los alimentos han aumentado en una proporción de 4 a 1, en comparación con el incremento a los salarios mínimos.
Sólo en los últimos 4 meses, el precio de la CAR se incrementó 4.1% pues en este año pasó de costar $184.96 pesos en abril, a costar $192.52 pesos en agosto. A este ritmo de cambio de precios, es posible que el incremento al salario mínimo promulgado por la CONASAMI para 2014 haya sido rebasado por la inflación en los primeros cuatro meses de este año, por lo que el resto se acumula a la pérdida histórica de poder adquisitivo. Esta misma situación se ha repetido cada año desde al menos 1987 en que el salario presentó aumentos nominales menores al de los precios de los alimentos por lo que la pérdida acumulada del poder adquisitivo es ahora de 78.66%.
Analizando ahora solamente lo que va de la gestión de Enrique Peña Nieto, el precio de la CAR aumentó $20.66 pesos, pasando de $171.86 a $192.52, mientras que el salario mínimo sólo aumentó $2.53 pesos, lo que constituye una pérdida del poder adquisitivo del 7.24% en menos de dos años.
3. El tiempo de trabajo necesario para adquirir una CAR
En teoría el tiempo de trabajo necesario deberia de ser igual a lo que una persona y su familia requieren para vivir bien, es decir que su salario les alcance para comprar alimentos, vestirse y hasta para la recreación. El salario de las familias mexicanas pasó de alcanzar para sobrevivir a alcanzar sólo para endeudarse mes a mes (valdría la pena preguntarle a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores cuánto de la cartera vencida es crédito al consumo). El salario mínimo actual no alcanza ni siquiera para adquirir los alimentos.
Esta situación ha llevado a las familias mexicanas a trabajar más, pues ya no son solamente los jefes y jefas de familia quienes tienen que trabajar, sino también los hijos tienen que incorporarse desde edades tempranas a un trabajo aunque sea de medio tiempo para poder proveer de lo más indispensable a sus familias.
Si por una jornada de 8 horas se pagara un salario mínimo, en agosto de 2014, el tiempo que tiene que trabajar una familia para poder comprar la Canasta Alimenticia Recomendable es de 22 horas con 53 minutos. Este dato se traduce en que ahora los mexicanos debemos trabajar 18 horas 50 minutos más que en enero de 1987, cuando sólo se requerían trabajabar 4 horas con 3 minutos para obtener un ingreso suficiente para comprar la CAR.
Lo anterior sólo contempla alimentos, y faltaría considerar lo que requiere una familia, como marca la Constitución, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Además de incrementos que también afectan el poder adquisitivo como el aumento en tarifas de luz, agua, gas, o como en el caso de la ciudad de México, donde el año pasado el Gobierno de Miguel Ángel Mancera decidió incrementar el 66% del precio del boleto del Sistema de Transporte Colectivo Metro, afectando con ese solo hecho hasta en 15.7% el ingreso de las familias más pobres.
Estos niveles salariales han constituido una enorme explotación y despojo a las clases trabajadoras, transfiriendo a éstas los costos de la crisis ¿esta explotación se soluciona solamente con un incremento coyuntural al salario mínimo, o es parte de todo un sistema de explotación?