El Premio Nobel de Economía 2015

Uno de los temas relevantes que se deriva de sus publicaciones recientes es que el crecimiento económico y el bienestar no necesariamente van aparejados

Fuente: eleconomista.com.mx

Existe una danza sin fin entre el progreso y la desigualdad.
Angus Deaton, premio Nobel de 
Economía 2015

Como ocurre el primer lunes de octubre de cada año, recibimos la noticia de que se otorgó el Premio Sveriges Riksbank de Ciencias Económicas (mal llamado Premio Nobel de Economía), recibiéndolo en esta ocasión el investigador Angus Deaton por sus estudios que analizaron el consumo, la pobreza y el bienestar de las personas.

De acuerdo con el comité del premio, el trabajo de Deaton se centra en tres temas: cómo distribuyen su gasto los consumidores; qué tanto del ingreso de la sociedad se gasta y qué tanto se ahorra, y cuál es la mejor manera de medir y analizar el bienestar y la pobreza.

Sus estudios no sólo tienen un extraordinario impacto en el ámbito académico, sino que también son una fuente de reflexión para la política pública y tocan temas de profunda importancia para la sociedad.
Crecimiento económico no implica bienestar social

Uno de los temas relevantes que se deriva de sus publicaciones recientes es que el crecimiento económico y el bienestar no necesariamente van aparejados.

Es posible tener elevadas tasas de crecimiento económico y no mejorar el bienestar en la misma medida, incrementando profundamente la desigualdad y, en sentido inverso, es posible mejorar las condiciones de vida de los sectores en extrema pobreza aun en ausencia de crecimiento.

Ésta es una conclusión fundamental para entender tanto el efecto del crecimiento económico en la desigualdad como para la definición de políticas efectivas de combate a la pobreza.

Otra importante contribución es en relación con la métrica, la metodología y el análisis del comportamiento económico en los hogares, al medir la pobreza y el bienestar.

Tal vez valdría la pena que algunos de los responsables de la medición de la pobreza en México leyeran un par de sus muy completos estudios internacionales y sus dos muy famosos manuales para medir y analizar información económica en los hogares; con ello, evitarían conclusiones en algunos casos apresuradas y en otras francamente carentes de rigor científico pero cargadas de ideología.

Como un científico serio, Deaton basa sus estudios en investigación cuantitativa y datos duros. No encontraremos en sus trabajos teorías económicas que salen de visiones ideológicas. Sus conclusiones son siempre derivadas de sólidos y amplios estudios que muestran la realidad de distintas sociedades alrededor del mundo.

Ha llevado su método de estudio a otros campos que no por específicos dejan de ser relevantes. Destaca, por ejemplo, su estudio relacionado con el bienestar de los adultos mayores que viven con niños, cuya conclusión es que los adultos mayores en esa condición presentan un deterioro de su calidad de vida.

Muchos de sus estudios se tocan permanentemente con la economía conductual, al analizar elementos subjetivos del bienestar y de la percepción que del mismo tienen las personas.

En este sentido, publicó en conjunto con Daniel Kahneman (otro premio Nobel), un análisis del impacto del nivel de ingreso en la percepción de bienestar emocional. A riesgo de sobresimplificar, el estudio concluye que después de cierto nivel de ingreso, el dinero no compra la felicidad, sólo incrementa la satisfacción de vida.
Investigación de relevancia cotidiana

Los diferentes estudios de este importante científico, si bien son profundamente analíticos, cuantitativos y técnicamente complejos, conducen por caminos que son de profunda importancia no sólo para la academia, sino de elevada relevancia cotidiana para las personas, para el bienestar que percibimos, para la forma en que sociedad y gobierno pueden y deben medir el nivel de bienestar y para entender cómo atacar (sin soluciones simplistas) el terrible y complejo problema de desigualdad que aqueja las sociedades contemporáneas.

Finalmente, Deaton nos permite percibir cuál es la relación entre estos —a veces— abstractos indicadores económicos y la percepción de un tema que es vital y al que aspiramos todas las personas: nuestra felicidad.

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