Dólar, petróleo y tasas de interés
ANÁLISIS ANEI
Roy Lavcevic
En las últimas semanas la fortaleza del dólar ante el resto de las monedas ha generado una volatilidad en los tipos de cambio, México no ha sido la excepción. Hay quienes simplemente afirman que es el mercado el que ajusta el tipo de cambio, otros dicen que es solo temporal y volverá a los niveles de hace unos meses e incluso el Banco de México ya aplicó su mecanismo de subasta de dólares a fin de hacer frente a la demanda de divisas y tratar de contener la depreciación del peso. Algunos se ven beneficiados (exportadores y/o productores nacionales) y otros afectados (importadores), pero en el debate está ausente un análisis más de fondo: si realmente nuestro tipo de cambio es el adecuado, usándolo como un instrumento monetario para fortalecer el crecimiento, y hasta qué punto refleja la verdadera fortaleza o debilidad de la economía; o si simplemente está siendo distorsionado por flujos financieros que a veces nos ilusionan con un tipo de cambio de 12 pesos.
Bajo la lógica de oferta y demanda, debemos primero tener claro quiénes o qué ha sido el principal generador en términos netos de divisas para el país. Pensaríamos que las exportaciones, pero lo cierto es que no, ya que las importaciones han siendo mayores, generando un déficit de 1 mil mdd[1] en el 2013, y en los 10 meses del 2014 un déficit de 1.6 mil mdd, esto considerando la exportación del petróleo, ya que sin éstas el déficit para el 2013 es 50 mil mdd; es decir la capacidad productiva de exportación dista mucho por ser una generadora neta de divisas y gran parte de las importaciones (de consumo y bienes intermedios) han sido financiadas por el excedente petrolero dado los altos precio de los últimos años. La mezcla mexicana pasó de cotizar 20 dls el barril al cierre de 2000 a su máximo de 110 dls en 2012, lo que representó un ingreso extraordinario de recursos y divisas durante la última década, sin un incremento de la producción, y hoy la cotización cae hasta 54 dls.
Por el lado de inversión extranjera, en los últimos años el incremento del saldo en cartera[2] superó a la inversión directa[3], la cual en los últimos 4 años ha ido en un 73% a comprar títulos del sector público, es decir hoy hay 498 mil mdd que en su mayoría buscan una tasa de interés más atractiva dada la baja tasa en Estados Unidos, pero así como entran se pueden salir de un día para otro, y ahora que la FED anunció el fin de su política de estímulos, quizás mucho de esos flujos empiecen a salir, lo que implica una salida de divisas. Para tener una idea de la magnitud de dicho saldo, tan solo las reservas internacionales equivalen al 38% del saldo en cartera. Queda al aire la pregunta de hasta qué punto es benéfico recibir ese excedente de flujos externos de corto plazo y volátiles.
Si bien la política cambiaria que rige en México desde hace dos décadas es la de libre flotación (oferta y demanda) lo cierto es que en la práctica esto no es siempre así dadas las intervenciones que realiza Banco de México a través de la compra o ventas de divisas, como lo anunció esta semana para tratar de contener la subida del tipo de cambio, pero desafortunadamente no se ha visto una acción similar cuando ha sucedido una apreciación del tipo de cambio, considerando que en el caso de México hay un flujo de divisas excedente por el precio de petróleo, que no se garantiza en el largo plazo, e inversión extranjera de cartera la cual es de corto plazo y altamente volátil, distorsionado el mercado cambiario.
El problema no es que hoy el dólar este en el nivel de 15 pesos, sino que niveles de 12 pesos han sido soportados por flujos extraordinarios producto de movimientos financieros y coyuntura internación del petróleo, no por una fortaleza real de la economía y un sector productivo generador neto de divisas, se ha financiado un dólar “barato” con divisas “prestadas” y ahora debemos devolverlas.
No se trata de definir un tipo de cambio fijo sino simplemente limitar o esterilizar los ingresos de divisas por movimientos financieros innecesario o coyunturales para minimizar la distorsión del mercado cambiario y que éste sea un reflejo real de la economía y capacidad productiva del país. Es por eso que muchos países aplican impuestos a los capitales para evitar la entrada de los llamados “golondrinos”, algunos esterilizan sus ingresos petroleros como Noruega y otros mantienen un tipo de cambio subvaluado para beneficiar a su sector productivo exportador, como el caso de China. Es momento de ver al tipo de cambio como un instrumento de la política monetaria que ayude a los objetivos de crecimiento económico, dejando de lado dogmas que han mostrado no ser de beneficio para el país, quizás para otros sí.
[1] Millones de dólares
[2] Inversión de cartera se refiere a los flujos internacionales de capital que busca un rendimiento financiero a través de la compra de instrumentos de deuda (bonos) o de capital (acciones).
[3] Inversión directa se refiere a los flujos internacionales de capital que realizan la compra de activos de largo plazo para la creación/operación de empresas dentro del país.