Cierre de empresas: causa y consecuencia de la caída en inversión y consumo
La desaparición de más de un millón de empresas reportadas por el INEGI durante los primeros seis meses de la pandemia asociada al Covid-19 debe ser un aspecto que se debe ponderar con cuidado:
- Dicha cifra superó el 20% de las empresas que existían antes de la recesión del 2020.
- Una consecuencia será la minusvalía en la capacidad de inversión y generación de empleo.
- Además, con la información dada a conocer por el INEGI se consolida la minusvalía de la inversión: (-) 18% en septiembre. Con ello se tienen 20 retrocesos de forma consecutiva y el menor nivel desde el último trimestre del 2005 (Gráfica 1). Su promedio en 2020 es de (-) 20.6%.
La contracción de la inversión se encuentra vinculada al cierre de empresas citado, pero también con el menor tamaño de empresas creadas: durante la pandemia abrieron 600 mil nuevas empresas, la mayoría micronegocios de perfil informal.
El bajo nivel de salarios y prestaciones sociales asociados a la informalidad debe considerarse a la luz de los resultados publicados por el INEGI en materia de consumo privado:
- En función de dicho contexto, las cifras correspondientes al mes de septiembre permiten observar la dimensión que la recesión ha tomado en el entorno de los hogares: el Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior bajó (-) 11.4% en septiembre y un promedio de (-) 12.3% en el año. Se acumulan 10 meses de retrocesos consecutivos. Se ubica en el nivel del 2012.
La única forma de revertir la precarización del consumo es a través de la creación de empleo formal bien remunerado, un factor que requiere mayores niveles de inversión.
La oportunidad para lograr el incremento de la inversión se encuentra en el fortalecimiento del sector industrial mexicano: permitiría aprovechar las ventajas del T-MEC, construir infraestructura para subsanar los rezagos productivos y sociales que existen en el país, vincular las cadenas productivas en el país, elevar el nivel de innovación tecnológica, crear mecanismos de comunicación y diálogo entre los sectores público, privado y académico, así como impulsar la inclusión y movilidad social.
El cambio anunciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador en la Secretaría de Economía abre la posibilidad de realizar ajustes estratégicos en la implementación de una política económica que permita revertir algunos de los efectos negativos que enfrenta la economía nacional.
Para solventar el aumento de la pobreza laboral reportado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y la quiebra de empresas citada por el INEGI, se requiere de dos elementos básicos: diálogo que genere confianza y un programa integral de desarrollo industrial que le de dirección a los acuerdos alcanzados. Parte de ello será uno de los retos de Tatiana Clouthier, la nueva titular de la Secretaría de Economía.