El nuevo amigo de Slim contra la pobreza
Slim y Yunus van juntos vs la pobreza
Grameen-Carso dará microcréditos a 80,000 familias de escasos recursos para proyectos productivos; la empresa, creada en conjunto, iniciará con 40 mdd para repartirlos en préstamos de 5,000 pesos.
(Fuente: Roberto Morán. CNNExpansión)
Muhammad Yunus, el hombre que ganó el Premio Nobel de la Paz por sus propuestas para combatir la pobreza mundial, se sienta sonriente al lado de Carlos Slim. Está en las oficinas de Inbursa (propiedad del empresario mexicano) para anunciar una empresa conjunta, y se toma la libertad de presentar al anfitrión, como si fuera necesario: “Estoy aquí al lado de uno de los hombres más ricos del mundo, o el más rico”, afirma.
La intención de la empresa en ciernes será otorgar préstamos a gente de escasos recursos en México que les ayudarían a salir de su condición de pobreza; inicialmente serían 80,000 familias, con un total de 40 millones de dólares (MDD), lo que generaría préstamos de 5,000 pesos, en promedio.
La condición será que se utilicen los recursos para proyectos productivos y no para el consumo. Se trata de poner en práctica la experiencia de Grameen Bank, banco fundado por Yunus en 1983, como una forma de ayudar a familias que literalmente morían de hambre en Bangladesh.
Desde una esquina del salón, dos pinturas de San Pedro parecen observar los cientos de flashazos generados por las fotos tomadas a Yunus y Slim. Las pinturas, por cierto, son de El Greco y de José de Ribera, y apenas destacan entre los cuadros que adornan las paredes y que incluyen obras de impresionistas o de autores mexicanos de la talla de Francisco Toledo, Joaquín Clausell y José Clemente Orozco.
Slim anunció que la nueva institución, Grameen-Carso, probablemente se extienda a América Latina y aseguró: “El chiste es que sea sostenible; no está planteada para obtener rentabilidad de capital, colocarse en Bolsa o revenderse”.
Yunus bromeó: “Slim no necesita ser más rico”, y recordó la premisa del banco que fundó: no buscar rentabilidad mediante el cobro de altas tasas de interés, sino facilitar el acceso al crédito a los pobres, para proyectos productivos.
Antes de presentar su empresa con Slim, Yunus tuvo una conversación con Expansión. En ella señala que el Grameen Bank da cerca de siete millones de créditos al año, insiste en que las tasas de interés deben ser lo más bajas posibles y comenta que, mientras salen de la pobreza, muchas personas engrosarán el sector informal de la economía.
Cómo cobrar
Yunus recuerda que en los años 70, él daba clases de Economía mientras afuera del salón de clases se extendía la hambruna por Bangladesh, su país, recientemente independizado. ‘Las bellas teorías’ no ayudaban a combatir la pobreza, así que buscó cómo contribuir. Encontró que muchos pobres eran víctimas de los usureros, que les prestaban con altos réditos. Junto con sus alumnos, buscó y halló a 42 personas que entre todos sólo necesitaban 27 dólares (sí, leyó bien, 27 dólares) para pagar su deuda con los usureros.
Yunus los puso de su bolsillo. “La solución era muy simple. Les di el dinero y me veían como si hubiera hecho un milagro. Con 27 dólares era un ángel, otros 27 dólares me habrían convertido en un superángel”. Después le propuso a un banco que les prestara a los pobres. Como no querían hacerlo, él se ofreció como garante de los créditos. Bastó hacer las sumas: los pobres necesitaban créditos, que les servirían para cambiar su vida, y estaban dispuestos a pagar. De ahí nació el Grameen Bank, en los años 80, con apoyo del banco central de Bangladesh y de instituciones privadas.
Dice que ya les perdió la pista a las 42 personas que usaron los 27 dólares iniciales, aunque el dinero sí regresó a sus manos. No llevó un control muy estricto del destino del dinero. Empezó a registrarlo cuando él tenía que pagar después al banco.
Para otorgar los créditos, el banco forma grupos en cada comunidad, que se encargan de asignar los recursos a los proyectos que consideran viables y vigilan que se paguen. Aunque algunas publicaciones dicen que su institución recurre a la presión de los miembros del grupo, Yunus dice que “no necesitamos la presión para hacer que paguen los créditos. No podemos poner presión”.
¿Entonces, Muhammad Yunus, cómo hace para que paguen?
Un incentivo muy claro para los acreditados es que entiendan que ésta es una oportunidad que hará tanta diferencia en su vida que si no pagan se irá a alguien más. Ellos no quieren perder esa oportunidad, de manera que para mantenerla abierta, deben estar al corriente con sus pagos. La decisión es de cada uno. Si no pagan le damos el dinero a alguien más. Nadie aceptaría el hecho de que presionamos a los pobres para que paguen. El pago tiene que ver con su responsabilidad.
Si alguien no paga, se va a otro pueblo y regresa dos, tres o cuatro años después y vuelve a pedir dinero, volvemos a empezar, no hay problema. La idea no es castigar sino ayudar a la gente a salir. Si cometieron un error, les damos otra oportunidad.
Pero sí hay presión sobre cómo gastan el dinero.
Hay presión para que no distraigan los recursos, porque eso le daría un mal nombre al grupo. Ellos aprobaron el préstamo, así que no quieren que su decisión se vea como mala.
¿Qué tipo de proyectos apoya?
Cosas que la gente puede hacer por sí misma. Por ejemplo, una mujer pide un crédito para criar gallinas y vender los huevos, o criar vacas y vender la leche. Coser, confeccionar ropa, hacer canastas, telas… Lo que podría ser un hobby, que haces para tu familia. Si coses ropa para tus hijos, puedes coser para el mercado. Si hacías 10 vestidos al año, ahora haces 1,000. Ya que Grameen Bank te da el dinero, compras los materiales y ya tienes las habilidades caseras, básicas, pero que no son habilidades que se vendan en el mercado.
¿Cómo son las tasas de interés?
Grameen tiene cuatro tasas de interés: 20% es la mayor, 8% es para vivienda, el préstamo para estudiantes es de 5% y el de limosneros es de cero.
Me imagino que no les exige un modelo de negocio.
Un ejemplo puede ser que alguien llega y dice que si le pueden prestar 40 dólares. Nuestra gente le pregunta ¿para qué los quieres? –para criar gallinas–,¿y cómo le vas a hacer?, –voy a vender los huevos–, ¿y cuántas gallinas puedes comprar, cuántos huevos dará cada una…? Éste es el tipo de conversación que se tiene. Muchos no saben escribir. Los otros miembros del grupo son los que aprueban el crédito,.
Al año, Grameen Bank atiende a unos siete millones de personas, en su mayoría mujeres, según cálculos de Yunus. El préstamo promedio es de entre 200 y 400 dólares. El banco ha evolucionado para incluir otros negocios. Cuando empezó la telefonía celular en Bangladesh, los aparatos eran tan caros, que el banco empezó a prestar a mujeres para que compraran un celular y lo rentaran a sus vecinos. Así nacieron las llamadas phone ladies, que permitieron el avance de la telefonía celular. Y con ellas surgió una red que ahora constituye la mayor empresa celular de Bangladesh, Grameen Phone, que muy pronto podría entrar a la Bolsa.
Como la mayoría de los bengalíes no tiene energía eléctrica –75%, según Yunus–, eso dio oportunidad de crear otra empresa, que distribuyera postes de energía solar para que las operadoras pudieran cargar sus teléfonos. Así es como se han ido generando empresas que atienden las necesidades de los pobres y que permiten a las familias romper con el círculo vicioso de la pobreza, explica Yunus. En total, Grameen ya tiene 26 compañías, que van desde el banco y la telefónica hasta productoras de ropa y software.
Emprendedores sociales
Ese tipo de compañías también podrían replicarse en México, más allá de la asociación con Carlos Slim. Yunus propone la figura de los emprendedores sociales, que obtengan rendimientos sobre el capital suficientes para que el negocio sobreviva y que, al mismo tiempo, incluyan a los pobres para que mejoren su condición de vida. “Cualquier cosa que te haga sentir infeliz de cómo está funcionando la sociedad puede ser inspiración para un emprendimiento social”, explica Yunus. “Si no está bien atendida la salud o la vivienda, tú puedes escoger lo que crees que puede hacerse”.
Sin embargo, el modelo tiene algunos problemas para garantizar el crecimiento. Las más de 250,000 phone ladies de Bangladesh empiezan a quedar obsoletas, porque cada vez más personas tienen teléfono propio y ya no necesitan pagarles para usarlo.
“Tenemos que pensar en cómo evolucionar. Esa idea de poner teléfonos en las manos de mujeres pobres la trajimos y fue un ejemplo para todo el mundo. Ahora ese negocio está desapareciendo. Tenemos que encontrar otras ideas para usar ese teléfono, porque es un instrumento muy poderoso. Por qué no ponernos adelante de todos los demás y hacer operaciones bancarias… las tarjetas de crédito podrían de-saparecer en el futuro. Tenemos que poner a los acreditados de Grameen adelante de todos los demás”.
Mientras surgen esas empresas, muchas de las personas que salen del círculo de la pobreza tienen que engrosar las filas del sector informal.
Yunus dice que en México podrían destinarse algunas calles para los comerciantes callejeros, si se tiene la voluntad para ayudarles.
La sociedad tiene que acostumbrarse a vivir con vendedores callejeros por un tiempo, si quiere combatir la pobreza. “Si estás en cierto nivel de ingresos y la sociedad no te está ayudando a salir de la pobreza, entonces debería darte una medalla que te pudieras colgar del cuello y que dijera que no puedes ser tocado por ciertas leyes”. Dice Yunus que la medalla debería decir algo como “no estoy restringido por tu ley, tengo la libertad de buscar una fuente de ingresos, porque tú no has hecho nada por mí”.