Luna de miel con AMLO llega a su fin
OPINIÓN INVITADA / Jeffrey Davidow
La mayoría de los mexicanos compartirán el alivio de la mayoría de los estadounidenses al ver a Donald Trump salir de la Casa Blanca. La llegada de Joe Biden devolverá la cordura, la cortesía, la conciencia internacional y el conocimiento a una oficina que ha sido degradada durante los últimos cuatro años.
México se beneficiará de tener a Joe Biden como líder del país vecino. Pero una presidencia de Biden ofrecerá nuevos desafíos y oportunidades que México y su Presidente deberán manejar con mayor habilidad de lo que era necesario al tratar con Trump.
Andrés Manuel López Obrador se ganó la lotería con Trump, un personaje de caricatura de un gringo insensible al que le importa un comino México o su gente. AMLO y Trump tenían agendas muy limitadas para la relación entre sus países. La panoplia de cuestiones que habían marcado una relación muy compleja durante muchos años y que se habían intensificado tras la adopción del TLCAN se vio seriamente disminuida por la falta de interés de los dos Presidentes. La crisis de Covid ha amplificado aún más este declive.
Adicionalmente, Trump y AMLO han compartido una visión muy similar sobre la manera de gobernar, marcada en ambos casos por un desprecio de las instituciones establecidas y de los servidores públicos que las mantienen, así como de la prensa independiente que las protege. Ambos prefieren vivir dentro de una bruma nostálgica de un pasado perfecto y tienen una visión limitada sobre un futuro que acepta y aprovecha las nuevas realidades del mundo nacional e internacional. Son hermanos de diferentes madres.
El Presidente Biden llegará a la Casa Blanca con diferentes preocupaciones y experiencias. Conoce México y lo ha visitado muchas veces. En el corazón de la perspectiva que Biden y su Gobierno adopten serán fundamentales los temas que Trump ha ignorado o que le han importado poco, como el respeto por los derechos humanos, el mantenimiento de pesos y contrapesos que son clave para el funcionamiento de la democracia, la preocupación real por el medio ambiente y las políticas humanitarias para la migración. Esta orientación creará tanto desafíos como oportunidades para el Gobierno de México.
Es de esperarse que, en la conformación de las políticas que desarrolle Biden en estas materias, se recree una estructura gubernamental revitalizada y más competente. Los tuits diarios de Trump y sus escandalosas posturas en muchos casos oscurecían la monumental incompetencia de su administración. Las agencias y departamentos responsables de atender los asuntos internacionales -los Departamentos de Estado y Justicia; organizaciones clave como el FBI y la CIA- han sido diezmados y perdieron a muchos de sus mejores y más brillantes empleados, que se retiraron o que se desmoralizaron por Trump y su equipo de incompetentes sin principios. Eso cambiará.
Una vez que dejen de estar obsesionados por Trump, es probable que la prensa y el Congreso reanuden un enfoque más amplio sobre la función y el trabajo del Gobierno, a los que Trump también logró privarlos de oxígeno.
Además, en el frente económico, hay indicios de que el nuevo tratado de libre comercio promoverá más desafíos por parte de EU en temas de derechos laborales, medio ambiente y energía. Hasta ahora, AMLO no ha tenido mucha presión por parte de un Trump introspectivo. México comenzará a sentir una presión que muchos de sus ciudadanos agradecerán, pero que forzará a AMLO a enfrentar retos más complejos.
En general, México se beneficiará de una Presidencia de Biden. Él se preocupará por México y promoverá el progreso democrático y económico del País. Tratará a México y a los mexicanos con respeto y se enfocará con energía hacia la multiplicidad de problemas que caracterizan la relación, que Trump se negó a reconocer. Todo esto implicará que a AMLO le será más difícil calibrar la relación con el nuevo Presidente de lo que experimentó con Trump, un Presidente con intereses y capacidades limitados.
No hay duda que existen oportunidades reales para una mayor cooperación entre los dos países. Quizá lo más urgente será un enfoque unificado para atacar al Covid y distribuir una vacuna cuando haya una disponible. Otros asuntos importantes que van a adquirir relevancia, como un plan integrado para promover el desarrollo en Centroamérica, y al que AMLO y Trump se comprometieron, pero sobre el que no hicieron nada, van a volver a la agenda.
El enfoque de Biden hacia China será diferente al de Trump, pero es de sentido común perseverar en el retorno de más procesos de manufactura a nuestra región, lo que requerirá una mayor comprensión y planificación de los tres países de Norteamérica.
Otros temas que ofrecen oportunidades adicionales de cooperación, y que fueron desactivados durante nuestro coma colectivo producido tanto por el Covid como por la falta de interés de Trump, son la violencia y el narcotráfico, los problemas fronterizos y una preocupación conjunta por la diáspora mexicana en EU.
Los amigos estadounidenses de México, y somos muchos, esperamos que AMLO haga suyas las nuevas oportunidades.
El autor fue embajador de Estados Unidos en México entre 1998 y 2002.