Las lecciones del Nobel
Fuente: Reporte Índigo
Por Rolando Hinojosa
La investigación de Jean Tirole, recién nombrado ganador del Premio Nobel en Economía, indica que la regulación es necesaria para fomentar la competencia económica, valiosas enseñanzas para países como México.
La Real Academia de las Ciencias de Suecia nombró el lunes al francés Jean Tirole como el ganador del Premio Nobel en Economía del 2014, gracias a su investigación microeconómica sobre la regulación gubernamental de la competencia económica.
Y para el Gobierno de México, que se encuentra en medio de una ola de reformas estructurales en parte diseñadas para incrementar la competencia económica en el país, el trabajo de Tirole puede ofrecer lecciones valiosas.
Utilizando herramientas de la teoría de juegos, incluyendo complejos modelos matemáticos, Tirole ha descrito el comportamiento de monopolios y oligopolios dentro de diferentes mercados.
Basándose en esto, Tirole se ha convertido en un partidario de las regulaciones de incentivos para incrementar la competencia y la prosperidad económicas.
Tirole ha declarado que la regulación gubernamental debe ser “lo suficientemente ligera como para no matar el emprendedurismo”, pero que “al mismo tiempo se necesita tener un Estado fuerte que haga cumplir esas regulaciones”.
En otras palabras, las estrategias de regulación tienen que ser lo suficientemente duras contra los monopolios como para evitar que éstos mantengan los precios artificialmente altos y dañen a los consumidores, al mismo tiempo que deben cuidar no crear un entorno insostenible en donde la inversión no sea atractiva y las empresas carezcan de incentivos para innovar e incrementar su productividad y calidad.
Regulación estratégica
En un contexto internacional posterior a la crisis financiera del 2008, que puso en evidencia las fallas en la regulación de los sistemas bancarios, el trabajo de Tirole ha recibido mayor atención en los últimos años.
Pero su investigación no se ha limitado al sistema financiero, abarcando industrias como la de telecomunicaciones y energía, e incluso a empresas de Internet como Google.
Las recomendaciones de Tirole muestran lo complicado que es regular la competencia económica, y evitan presentar soluciones fáciles que se ajusten a todos los casos.
Más bien se tratan de un marco conceptual desde el cual casos en industrias específicas pueden ser analizados de forma estratégica.
Y aunque el enfoque de Tirole no siempre aconseja un mayor grado de regulación, ya que puede haber situaciones en donde de hecho menos regulación sea recomendable, sí enfatiza que es necesario fortalecer y modificar el marco regulatorio para evitar que los reguladores se vuelvan negligentes al ser capturados por los intereses de las empresas que se supone que vigilan.
Además, el trabajo de Tirole reconoce que la regulación no es un mero ejercicio matemático con el objetivo de incrementar la eficiencia, pues la información disponible para la toma de decisiones no es la misma en las empresas y en las agencias gubernamentales.
De hecho, esta asimetría se presta a abusos por parte de los oligopolios, que pueden mentir sobre sus costos para aumentar precios de forma indiscriminada.
El ABC para regular
Aunque la investigación de Tirole ha resultado en gran parte de las reformas regulatorias basadas en incentivos en las últimas dos décadas, aún hay lecciones que pueden aprenderse de ésta:
> Las características específicas de una industria y un mercado deben ser tomadas en cuenta al diseñar la regulación de éstos; no existen las recetas fáciles que aplican en todos los casos.
> La regulación debe ofrecer incentivos positivos tanto para las empresas como para el gobierno, o de lo contrario fracasarán, se prestarán a abusos, y no aumentarán la prosperidad económica.
> La regulación debe reconocer la asimetría de información presente en el mercado, la cual vuelve dependientes a los reguladores de los datos provistos por las empresas.