Dudan que bajen luz y gas natural
Fuente: El Norte.
Luis Valle
Monterrey, México (03 diciembre 2013).– Aunque la iniciativa de reforma energética que promueve el Ejecutivo plantea bajar las tarifas domésticas de la luz y el gas natural, especialistas de la industria prevén que la disminución en los precios finales de dichos servicios, si se dan, serían mínimos y tardarían hasta 10 años en alcanzarse.
Lo que los expertos prevén con la reforma a mediano plazo son menores pérdidas para Pemex y posiblemente hasta ganancias, si se llega implementar el marco legal que permita incrementar las inversiones de la paraestatal y privadas, así como la reducción de burocracia, entre otros beneficios.
También se generaría una mayor actividad económica en el sector de producción, transporte y transformación de energéticos, convirtiéndose en beneficios para sus trabajadores, empresas proveedoras, así como para las economías donde se desarrollen los trabajos.
Benjamín Torres-Barrón, socio líder de energía de Baker & McKenzie, mencionó que los precios del gas natural en Norteamérica son los más bajos del mundo, por lo que es difícil modificar el precio de la molécula con el incremento de oferta en México, que es alrededor de
la décima parte de lo que produce Estados Unidos.
Ni siquiera la Administración de Información Energética (EIA por sus siglas en inglés) estima para los próximos 5 años una baja en los indicadores que se utilizan en México para establecer el precio de venta de primera mano del gas natural: los del sur de Texas y el Henry Hub.
En donde habría oportunidad de reducir tarifas al usuario final sería en la parte de distribución, que actualmente pesa entre el 60 y el 80 por ciento del precio que pagan los consumidores residenciales; sin embargo, esta parte no está incluida en la reforma.
Alejandro Ibarra Yúnez, investigador de la EGADE del Tec de Monterrey, consideró que la Secretaría de Hacienda no debe determinar las tarifas eléctricas cada año sino que éstas se rijan por un mercado y sus costos reales.
«Solamente puede darse una baja en el corto plazo si Hacienda deja de poner sus manos en la definición del precio por kilowatt-hora de electricidad».
En general las tarifas resultan, promediando la luz comercial, doméstica e industrial, un 25 por ciento más cara que en Estados Unidos y un 73 por ciento más altas si no se otorgaran los subsidios, subrayó Ibarra Yúnez.
Jorge Flores Kelly, director de Aporta Consultoría Estratégica, consideró que las tarifas susceptibles a bajar serían las comerciales e industriales, en donde desde hace más de tres años que no existen subsidios, a diferencia de las tarifas agrícolas y domésticas.
Un especialista del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, por sus siglas en inglés), una organización mundial que agrupa a profesionales del gremio de unos 160 países, refirió que tanto el Gobierno federal como la CFE subsidian ya las tarifas residenciales (destinó a ellas 89 mil 821 millones de pesos durante el 2012) y que cualquier baja en el costo la generación en principio lo que haría es reducir su subsidio.
«No es un argumento sólido el que digan que ahora sí va a haber un despacho (de energía) a costo mínimo, pues siempre ha existido. Por ello se ha preferido la generación de electricidad de plantas privadas que lo producido por algunas plantas viejas de CFE», explicó el experto que pidió el anonimato.
Agregó que si el sector privado invierte en infraestructura eléctrica, hasta que no estén realizadas se ayudará a reducir los costos fijos que no dependen del precio de los combustibles.
El sector privado, mediante diferentes esquemas de generación, produce casi el 45 por ciento de la electricidad en México.
Actualmente, del total de la electricidad que produce la paraestatal, el 21.8 por ciento se pierde entre las antiguas líneas de transmisión, robos de energía y malos esquemas de cobro, principalmente.
José Luis Apodaca, ex gerente divisional de la CFE, dijo que existen muchas áreas de oportunidad que pueden resolverse sin reforma, pero requieren una administración responsable y competente de la paraestatal.
Dijo que formalizar el esquema de autoabastecimiento remoto, con el que se genera electricidad en un punto y se entrega otro a grandes usuarios mediante el sistema interconectado nacional, no contribuye a disminuir los costos reales, los impuestos de aprovechamiento y las pérdidas de energía.