Pobreza, la consecuencia de la caída en ingresos y gastos de los hogares en México

Un estudio del Centro de Investigación en Economía y Negocios del ITESM.

 

Como habíamos anticipado, los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2010 (ENIGH 2010) reflejan el grave deterioro que sufrieron las familias mexicanas durante la reciente crisis económica que enfrentó el país.
Por el lado del ingreso corriente trimestral es evidente que el retroceso de 12.3% afectó a toda la sociedad. La información por deciles de hogares permite observar que no existió una capa del tejido social que no haya visto mermados sus ingresos (cuadro 1).

Enigh Cuadro 1

Puede agregarse que si bien en esta ocasión la mayor contracción se presentó en los niveles de mayores ingresos, deciles VIII al X, ello no implica que la afectación para los segmentos de menores percepciones no sea grave. La razón es bastante simple de entender: la pérdida de un peso para la gente más pobre tiene un peso relativo superior que para aquellos grupos con una mayor solvencia económica. En el primer caso la merma se traduce en tener una menor capacidad de poder adquisitivo en elementos esenciales como la alimentación, la educación o el cuidado de la salud, en tanto que para los deciles del XVIII al X la afectación, si bien es grave, no les implica poner en entredicho cuestiones tan básicas

Una cuestión adicional que debe citarse es que la caída de los ingresos de 12.3 calculada para el período 2008-2010 no es un evento coyuntural solamente atribuible a la crisis de 2009. En el lapso 2006-2008 los ingresos también habían disminuido en 1.6%. La problemática que todo lo anterior sintetiza es que a partir del 2006 los hogares mexicanos han enfrentado un entorno económico adverso, que afecta de manera directa su bienestar.

Los resultados de la ENIGH 2010 también son congruentes con las estadísticas del mercado laboral y con los desafíos que afrontan las personas que desean abrir un pequeño negocio. Ampliamente conocido es que las cifras de desocupación en México permanecen en niveles similares a los que les llevó la recesión del 2009. De igual manera en los informes previos se presentado evidencia sobre la pérdida del poder adquisitivo que tienen los trabajadores, aún en la incipiente recuperación económica. Por eso cuando se observa que el 66.3% de los ingresos monetarios de los hogares se genera por las remuneraciones al trabajo subordinado ( a pesar de que no hay recuperación real de los salarios) y de que la participación de las percepciones por trabajo independiente disminuyeron del 15.8% al 11.3% entre 2008 y 2010, lo que puede inferirse es que difícilmente existe una perspectiva más positiva para la economía y sociedad mexicana: la mayor parte de sus ingresos se genera de un mercado laboral que paga mal (aún cuando hay crecimiento económico) y no tienen alternativas de negocios formales propios (las posibilidades de tener éxito empresarial son bajas).

La dependencia que esto genera para las familias más pobres (decil I) es muy grande: la parte más relevante de sus ingresos monetarios no depende de sus remuneraciones, es decir del trabajo que desempeñan, sino de las transferencias que reciben. Lo anterior refleja que la educación, salud y alimentación no les ha permitido desarrollar las calificaciones necesarias para que sea su desempeño laboral el que les genere el sustento: por su trabajo reciben remuneraciones que les mantienen inmersos en un mundo de pobreza y marginación. Dado que el problema sigue creciendo puede afirmarse que a este aspecto las transferencias poco han podido hacer para solucionar el problema, lo único que hacen es dar una aspirina a un cáncer.

Adicionalmente puede indicarse que la ENIGH 2010 permite observar que lo anterior prevalecerá en el corto y mediano plazo, el resultado de los gastos de los hogares ya lo anuncia: el gasto corriente total promedio trimestral promedio por hogar bajó en 3.8% entre 2008 y 2010. Lo más delicado fue que aún en los elementos más básicos como alimentos, bebidas y tabaco (-3.1%), vivienda y combustibles (-6.7%), cuidados de la salud (-13.6%), transportes y comunicaciones (-6.5%), educación y esparcimiento (-3.1%), autoconsumo (-21.4%), remuneraciones en especie (-43.6%) y transferencias en especie (-16.6%) existieron retrocesos que no únicamente limitan el presente de los hogares, sino que además afectan su capacidad de superar su nivel de calidad de vida futuro.

No puede olvidarse que la alimentación, educación y salud adecuada, constituyen factores esenciales para impulsar el crecimiento económico, la competitividad y la productividad, justamente todo aquello que hoy representa un ancla para México.
De igual manera no puede dejarse de lado que el no cubrir los requerimientos antes citados es el caldo de cultivo para que algunos sectores sociales volteen a la informalidad o a la ilegalidad como mecanismo para intentar obtener un mejor nivel de bienestar. Los resultados de la ENIGH 2010 muestran que varios de los elementos que dan génesis a la inestabilidad social no solamente prevalecen, sino que han aumentado, por lo que debe buscarse un nuevo modelo económico para darles atención. De igual manera la ENIGH 2010 muestra que el supuesto blindaje de la economía mexicana no solo falló sino que hoy cobra una elevada factura social: el aumento en las cifras de pobreza que en un par de semanas se anunciará, y que particularmente será preocupante para los 23 millones de personas que antes de la crisis no tenían la capacidad de alimentarse adecuadamente. Ello sin olvidar que en total se tenían 47 millones de pobres, cifras que con la información de la ENIGH 2010 seguramente se incrementarán.

Enigh Cuadro 2